Para poder hablar de marketing emocional es imprescindible hablar primero de las emociones.
Las emociones son el motor que mueve la sociedad, las que humanizan al ser humano
El estudio de las emociones no es nuevo. Empezó hace ya miles de años con Aristóteles, y en 1872, Darwin escribió La expresión de las emociones en el hombre y en los animales, libro donde explicaba que las expresiones y gesticulaciones faciales influían en la evolución de las especies.
El marketing emocional cubre las necesidades afectivas de nuestro público
Partiendo de la base que somos seres más emocionales que racionales, los seres humanos estamos hechos de historias, de experiencias y de momentos. Así que las marcas deben entender que cubrir necesidades afectivas de sus consumidores y su target debe ser su principal objetivo.
Así pues, el marketing emocional es la disciplina del marketing que utiliza una marca dentro de una estrategia, con el objetivo de lograr un vínculo afectivo con usuarios, consumidores, clientes y futuros clientes, para que estos sientan la marca como algo propio y necesiten ser parte de ella.
Pero en una sociedad en la que los usuarios cada día somos más exigentes, el trabajo de las marcas es, en consecuencia, cada día más complicado. Además, no olvidemos que estamos en la era digital, donde la inmediatez está a la orden del día y, además, tenemos todos los recursos a nuestro alcance. Es decir, que no todo vale.
A través de todos estos años de estudiar las marcas y cómo trabajan, he establecido que el marketing emocional se basa en 4 factores principales:
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