Moda Sostenible

¿Hasta qué punto puede ser sostenible la industria de la moda?

Comprar unos pantalones, una sudadera, o una camiseta, tiene más efectos ambientales, sociales y económicos de los que pensamos. Desde el cultivo y recolección de la materia prima, pasando por la etapa de fabricación del producto, hasta los medios de transporte utilizados, la compra de ropa afecta en mayor o menor medida a todo nuestro planeta y a la vida de millones de personas.

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La moda ya no solo significa estar guapa/o, tener estilo o vestir las últimas tendencias. En el siglo XXI, la cuestión va más allá. Se trata de comprar con una serie de principios, de ver lo que hay detrás de lo que vestimos.

Cada uno debería preguntarse si es un consumidor responsable, si prescinde de las marcas y compra su propia moda de forma que favorezca a la conservación del medio ambiente, la mejora de las condiciones laborales y de la salud.

Está claro que el consumidor tiene la última palabra al decidir qué ropa comprar y es éste el que hace que permanezcan en el mercado aquellos que fabrican con criterios de moda sostenible; pero para ello es preciso que ese consumidor esté informado al mismo tiempo que concienciado.

Según ECODES, “la moda sostenible se basa en una serie de criterios, como el cultivo respetuoso con el medio ambiente, el respeto de los derechos humanos y laborales, la salud de las personas, evitar prácticas comerciales abusivas con algunos países, combatir la explotación infantil, garantizar un comercio internacional sin competencias desleales, favorecer un reparto de la riqueza más justo y plantear nuevos valores”.

Estos nuevos valores sustituirían a los que hoy impone el mundo de la moda: la estética basada en la delgadez y que provoca enfermedades como la bulimia o la anorexia o el materialismo que lleva a consumir de forma compulsiva.

Moda Sostenible
Fuente: civiclub.org/es/blog/c/moda-y-belleza/moda-sostenible:-quien-fabrica-tu-ropa-y-como

 

A estos criterios habría que añadir la reducción de la huella de carbono (gases de efecto invernadero o GEI emitidos, directa o indirectamente, por una organización, evento o producto), mejora de las condiciones económicas y laborales de los  trabajadores que intervienen en la producción, desde la materia prima hasta el punto de venta, así como la elección de materiales duraderos y susceptibles de ser reciclados.

Según Earth Pledge, una organización sin ánimo de lucro comprometida con promover y apoyar el desarrollo sostenible, «al menos 8.000 sustancias químicas se utilizan para convertir las materias primas en los textiles y el 25% de pesticidas son utilizados para el cultivo de algodón no orgánico. Esto provoca daños irreversibles en las personas y en el medio ambiente biofísico, y también dos tercios de la huella de carbono de las prendas se producirá después de su adquisición».

Recientemente ha emergido una alternativa dentro del mundo de la moda sostenible, que utiliza fibras sintéticas con un proceso llamado AirDye, tecnología que elimina toda el agua del proceso de teñido y estampado. Este método reduce significativamente el consumo de agua y la contaminación, mientras que el algodón (orgánico o no) utiliza una gran cantidad de agua durante las fases de crecimiento y teñido.

Los diseñadores dicen que están tratando de incorporar estas prácticas sostenibles en la ropa moderna. Pero debido a los esfuerzos realizados para minimizar el daño en el crecimiento, la fabricación y el envío de los productos de manera sostenible, estos son normalmente más caros que la ropa producida por métodos convencionales.

Otras empresas, para contribuir a la mejora del medio ambiente, están creando fibras sintéticas mediante el reciclado de plásticos, caucho y otros elementos.

Las grandes marcas de ropa están empezando a actuar con sentido común, incluyendo criterios de sostenibilidad en sus productos o desarrollando líneas de ropa ecológica. Aún así, la producción ecológica de las grandes multinacionales del textil sigue siendo una cuestión de imagen y publicidad, un “lavado de cara”. El grueso de la producción, en general, sigue utilizando medios de producción poco respetuosos con el medio y con la sociedad.

Quede claro que la sostenibilidad de un producto no consiste solamente en que respete el medio y los derechos laborales, sino que, al mismo tiempo,éste debe ser asequible para el consumidor. ¿De que sirve que un producto esté hecho bajo criterios medioambientales si luego sólo lo pueden comprar unos pocos?

En España hay nuevas marcas que surgen en este terreno. Con su trabajo quieren demostrar, no solo que es posible diseñar y crear moda con unos valores éticos y sostenibles, sino que esta moda es accesible y, además, incluye las tendencias de las grandes marcas.

 

 

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