¿Te gustaría que tu ciudad fuera más habitable?
Más del la mitad de la población mundial vive en ciudades o núcleos urbanos y se prevé que para 2050 llegue al 70%. Cómo crear ciudades habitables que velen por el bienestar de sus ciudadanos es, por tanto, un reto para los gobernantes del siglo XXI así como para arquitectos, urbanistas, empresas e instituciones públicas a la hora de diseñar la ciudad del futuro.
Para vencer el reto planteado han de lograr la calidad de vida que exigen los ciudadanos y que son, básicamente, el acceso permanente a un aire limpio y agua potable, la disponibilidad de suficientes alimentos nutritivos, la eliminación de residuos y la conservación de la energía.
En el último informe de las Naciones Unidas sobre asentamientos urbanos (Global Report on Human Settlements, UN-Habitat) se piden cambios en la forma de abordar la planificación urbana, afirmando que «los sistemas de planificación en muchas partes del mundo no están a la altura para hacer frente a los grandes retos urbanos del siglo XXI”. También se solicita a los gobiernos que acepten la urbanización como un fenómeno positivo y una forma eficaz para mejorar el acceso a los servicios por parte de los ciudadanos.
Existen ya numerosos proyectos privados que colaboran al bienestar de los ciudadanos:
A través del Massachusetts Institute of Technology (MIT) se están investigando nuevas tecnologías que faciliten la eficiencia energética y la sostenibilidad urbana.
En el ámbito empresarial, IBM ha lanzado una gama de soluciones para hacer de los núcleos urbanos «ciudades inteligentes«. Así, en marzo de 2010, la compañía creó el primer Centro Tecnológico de Ciudades Inteligente (Smarter Cities Technology Centre). Este centro cuenta con equipo multidisciplinar que está trabajando en prototipos de sistemas operativos básicos que interconectan y permiten controlar los transportes, las comunicaciones, el agua o el sistema eléctrico.
Algunos de los elementos más importantes para evaluar la habitabilidad de las ciudades en términos de calidad de vida, son:
-El sentimiento de orgullo de los ciudadanos por su ciudad, que deberá fomentarse desde su gobierno. Este sentimiento asegura la unión de sus habitantes en la defensa y conservación del patrimonio, en la limpieza y el embellecimiento. Los ciudadanos, de esta forma, demandarán de las administraciones los medios y evaluarán los resultados para colaborar en su mantenimiento.
-La seguridad en todos sus aspectos. Un ciudadano ha de sentirse seguro en cualquier lugar, realizando cualquier actividad, utilizando cualquier medio de comunicación y, por ende, durante su estancia en casa.
-Un servicio de atención sanitaria continuo y apropiado que incluya tanto la atención hospitalaria como la asistencia domiciliaria rápida y efectiva, con equipos dotados de material moderno en lo tecnológico y personal especializado.
-Las ciudades deben asegurar la vida independiente a sus ciudadanos, adecuando los espacios públicos para que la tercera edad pueda acceder y disfrutar de ellos sin sentirse discriminados, facilitando el acceso a los servicios comunitarios, al transporte público, a las tiendas y lugares de ocio.
-Ante el hecho de un crecimiento de población en las urbes disponiendo de unos recursos limitados se impone una consumo eficiente y responsable de ellos, por lo que toman especial relevancia la sostenibilidad, el reciclaje y la eficiencia energética.
CIUDADES MÁS HABITABLES
La Economist Intelligence Unit de Londres publicó un nuevo estudio en el que clasifica a 140 ciudades de todo el mundo por la calidad de vida que ofrecen.
Australia y Canadá albergan la mayoría de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo que se encuentran entre las diez primeras clasificadas.
Sin embargo, el estudio apunta una pérdida de «habitabilidad» de diez ciudades de Europa Occidental golpeadas, entre otros factores, por los recientes atentados terroristas: Zúrich, Ginebra, Fráncfort, Berlín, Oslo, Luxemburgo, Bruselas, París, Roma y Lisboa.
Las ciudades mejor posicionadas se encuentran sobre todo en países ricos con tasas de población relativamente bajas, que ofrecen diversidad de actividades de ocio y no tienen ni altas tasas de criminalidad ni infraestructuras anticuadas: grandes metrópolis como Nueva York, Londres, París o Tokio parecen tender a ser víctimas de su propio éxito.
Según este estudio las diez ciudades más habitables son: Melbourne en Australia, Viena en Austria, Vancouver, Toronto y Calgary en Canadá, Adelaida y Perth en Australia, Auckland en Nueva Zelanda, Helsinki en Finlandia y Hamburgo en Alemania. Por ese orden.
Y las diez ciudades menos habitables, de entre 140, son: Damasco en Siria, Trípoli en Libia, Lagos en Nigeria, Dacca en Bangladesh, Port Moresby en Papúa Nueva Guinea, Argel en Argelia, Karachi en Pakistán, Harare en Zimbabwe, Duala en Camerún y Kiev en Ucrania.
De las 140 ciudades que formaban parte del estudio entraron dos ciudades españolas, Barcelona y Madrid, que ocuparon el puesto 34 y el 39 respectivamente.
A la vista del ranking queda claro que el elemento clave para ganar o perder puntos en la clasificación es el de la seguridad. A nivel global, el terrorismo continúa como la principal amenaza a la calidad de vida; esto redujo en 2016 la calidad de vida de varias ciudades de Turquía, Australia, Bangladesh, Pakistán, Francia y Estados Unidos. Por otra parte, la crisis continuada en Europa sigue deteriorando el empleo y las finanzas públicas, por lo que las ciudades europeas pierden competitividad.
CONTAMINACIÓN Y MOVILIDAD
La OMS, (Organización Mundial de la Salud), apunta que la contaminación del aire en áreas urbanas continúa progresando a un paso alarmante, con efectos devastadores sobre la salud humana. Más del 80% de la población que vive en zonas urbanas, donde la polución del aire se vigila, están expuestos a niveles de calidad del aire que no respetan los límites establecidos.
La tendencia, a nivel mundial, es la de dar más protagonismo a los peatones y se pueden citar ejemplos de ciudades que trabajan para conseguir una calidad de vida demandada por todos:
Se basan en eliminar la dependencia del coche promocionando el uso del transporte público y adaptando las calles y las autopistas actualmente ocupadas por los coches para la construcción de espacios públicos de uso exclusivo del peatón.
Asimismo apuestan por el uso intensivo de la bicicleta, existiendo programas de bicis compartidas como el de la ciudad de Guangzhou en China, una de las ciudades que crecen más rápido. Una variante es la adoptada por la ciudad de Hyderabab en India que ha puesto al servicio del ciudadano 10.000 bicicletas, incluyendo eléctricas, en 300 estaciones, 63 de ellas conectadas con determinadas estaciones de metro.
La desaparición del coche, en muchas ciudades, empieza por el centro histórico. Quito en Ecuador desarrolla un proyecto en este sentido al comprobar que solo el 20% de los desplazamientos se hacen en coches privados mientras que ocupan el 80% de las calles.
No se trata de una guerra contra el coche, es una lucha por una ciudad mejor para todos. Se trata de convertir en hábito el caminar, ir en bici, trasladarse ocupando menos espacio y con menos coste. Aunque parezca retrógrado debemos volver atrás en el futuro, cuando las calles eran consideradas como un bien público priorizando a los peatones y los ciclistas.
ÉXODO RURAL
En otro orden de cosas, el éxodo rural hacia las grandes urbes pone en peligro la calidad de vida que las ciudades pretenden asegurar a sus ciudadanos. Es más, en las próximas décadas las ciudades verán crecer exponencialmente la demanda de algunos bienes básicos (agua, energía, alimentos…), lo que debería ser razón suficiente para que los gobiernos hagan previsiones para la disponibilidad de recursos de este tipo.
En España, las zonas de provisión de alimentos, es decir, el medio rural, disminuyen su población a un ritmo alarmante. Si importante es evitar la polución y el aprovechamiento de los espacios públicos, más aún la provisión de estos recursos básicos.
Las ciudades congestionadas aumentan la necesidad de recursos en contraposición a la despoblación, incluso abandono, del medio productor de ellos. Obtener agua o energía mediante el simple gesto de girar una llave y obtener alimentos a la vuelta de la esquina son lujos que los ciudadanos están dispuestos a pagar. Pero los productores, (agricultores y ganaderos), están hartos del esfuerzo y renuncia a ciertos lujos y servicios que sí se disfrutan en las ciudades, llevándose la parte más pequeña del alto precio que paga el consumidor.
En la misma medida en que el medio rural decrece menguan las posibilidades de atender razonablemente las necesidades del medio urbano.
Y para agravar aún más esta dificultad, al tiempo que se pierden los brazos de los agricultores y ganaderos, se pierden sus conocimientos que ya no transmitirán a las nuevas generaciones que, por otra parte, son las primeras en salir rumbo a las ciudades empujados por sus propios padres, los cuales quieren para sus hijos una más que dudosa “vida mejor”.
Si no se evita esta tendencia incentivando a los trabajadores del campo llegaremos a la correspondencia entre pueblos deshabitados y ciudades menos habitables.
En relación con este problema el gobierno quiso reaccionar con una “Ley para el desarrollo sostenible del medio rural” de 13 de Diciembre de 2007. Después de perderse en preámbulos, determinar los objetivos y facilitar definiciones, concreta las medidas de tipo económico y de atención a necesidades sanitarias y de educación entre otras, así como la financiación. Pero tras unos años la ley no se mostró ni convincente ni efectiva, no logrando parar dicha tendencia.
El poblamiento rural supone el 20% de la población española, correspondiendo el 80% al poblamiento urbano.
CONCLUSIONES
El diseño o rediseño de las ciudades debe basarse en:
–Priorizar el uso del transporte público enlazándolo con el uso de la bici o la caminata hasta llegar al lugar de trabajo o la casa.
-Lograr de esta forma la reducción de las emisiones de CO2 y minimizar al máximo el uso de los coches para lograr que el espacio ocupado por ellos se devuelva a los peatones en forma de zonas verdes y áreas recreativas y deportivas.
-Adaptar estas zonas para asegurar el disfrute de ellas por parte de todos incluidos los más débiles: infancia, tercera edad y disminuidos físicos.
–Crear servicios sanitarios y educativos cercanos, eficientes y, sobre todo sin masificar.
-Sustituir paulatinamente las energías contaminantes por las renovables.
-Asegurar el suministro de energía, agua y alimentos.
-Promover el consumo responsable que venga seguido por el reciclaje inteligente y rentable.
-Procurar la seguridad de todos sus habitantes y lograr que ellos se sientan orgullosos de que su ciudad sea habitable, es decir de que su vida sea de calidad.
Por último, sería muy aconsejable que el conseguir ciudades habitables y, por tanto, atractivas, no sea óbice para conservar las zonas rurales habitadas y atendidas aunque para ello haga falta incentivar el que sea deseable realizar el trabajo en el medio rural y asentarse en estas poblaciones para formar una familia.
Una ciudad pensada para las personas que la habitan no debe verse como una utopía, es algo que debe construirse con el esfuerzo de todos, para todos. Para tí, ¿cómo sería más habitable tu ciudad?